14 de mayo de 2010

Parecon - Parte 1 (46 de 48)

En primer lugar, ¿qué hay de ecológico en separar cada región de las demás? El concepto central de la ecología es según esto la interconección y la dependencia mutua. Por esta razón, es difícil de entender porqué algunos verdes, que de otro modo están tan sintonizados con la lógica y los valores ecologistas, piensan que hay una virtud --y mucho menos un imperativo ecológico-- en crear relaciones de autosuficiencia en lugar de mutua dependencia entre las regiones. En segundo lugar, algunas regiones tienen naturalmente recursos más abundantes y ecologías más deseables para los humanos que otras, y ninguna región individual puede ofrecer todos los beneficios que pueden generarse con una atención sensata puesta en la utilización balanceada y en compartir los recursos de todas las regiones. Así que, ¿por qué deberíamos eliminar los beneficios de compartir el botín ecológico entre las fronteras? No podemos encontrar ninguna razón para dejar ir tales beneficios al menos que se argumente que la interacción mutua gesta intrinsecamenta la devastación ecológica. Pero ¿por qué tendría que ser de ese modo si utilizáramos medios de interacción mutua que fueran ecológicamente sensatos (y nos deshiciéramos de los mercados)?

¿Que tiene todo esto que ver con el biroegionalismo verde? Bueno, para nosotros es difícil de evaluar como sistema económico sin resaltar estos puntos porque para evaluarlo como una economía debemos especificar las instituciones económicas que lo componen. Algunos verdes defienden una economía comunitaria localizada, con pequeñas unidades de trabajo y sin grandes instituciones de distribución más allá del trueque directo interpersonal. Con frecuencia parecen favorecer roles e ingresos equitativos, lo que incluye que no haya jerarquías en la influencia de toma de decisiones ni en la calidad del trabajo. Sin embargo, no proveen ninguna explicación sobre cómo alcanzar estas deseables metas. En lugar de eso, hay una presuposición implícita de que tales resultados admirables fluirían inexorablemente desde la lógica del tamaño pequeño y la auto-suficiencia. Sin embargo esta creencia no tiene bases ni históricas ni lógicas. De hecho, en contraste, la única cosa que fluye necesariamente de las aspiraciones de auto-suficiencia y tamaños pequeños del bioregionalismo es una innecesaria disolución de los lazos sociales, una dura inequidad de recursos, y un rechazo invalidador de las economías de escala.

Cuando los bioregionalistas verdes reaccionan ante estas críticas, dicen: "Claro, por supuesto, no queremos decir que las personas en el desierto tengan que sufrir comparadas con las personas en áreas con climas excelentes y recursos abundantes. ¿Quién favorecería tales injusticias en la vida?" Pero cuando se les pregunta cómo es que el botín de los segundos puede llegar, en parte, hasta las manos de los primeros, no tienen respuesta ... y desde nuestra perspectiva el bioregionalista verde se enfrenta entonces a una decisión económica. ¿Quiero que sean los mercados, o quiero que sea la planificación centralizada, o quiero que sea otro mecanismo de distribución el que medie dichas transferencias? Es nuestra opinión de que si optan por cualquiera de los primeros dos medios distributivos terminarán usando el mercado o el socialismo/coordinadorismo centralmente planificado. Su visión incorporará la división en clases y el mando entre clases y perderá las cualidades a las que aspiraban, incluidas la atención apropiada a la ecología en relación con el bienestar humano y la capacidad para relacionarse sensatamente con dictados ecológicos más amplios que tienen que ver con los derechos de otras especies --al igual que el rechazo de las jerarquías en las condiciones de trabajo, la afirmación del empoderamiento mutuo, y el alcanzar una distribución equitativa de circunstancias e ingresos. Por otro lado, si los bioregionalists desean mantener todos esos valores y también facilitar las realidades ecológicas diversas de incontables regiones, entonces deberán adoptar una visión económica apropiada para esas metas --las cuales no se logran favoreciendo una disolución a priori de las interconexiones o la priorización de la auto-suficiencia.

El punto final que quisiéramos hacer sobre el bioregionalismo es aún más extremo y dice que la pequeñez ubicua y la auto-suficiencia no sólo no son necesarias en todos los casos o suficientes para una buena economía, sino que tomadas por sí mismas no son siquiera siempre valores ecológicos o valores de ningún tipo deseable en lo más mínimo.

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