24 de mayo de 2010

Desapariciones de ayer y de hoy

En un pasado no muy remoto, las desapariciones las perpetraba el estado, y si no era el estado, personas en el CISEN, en gobernación, o en otros altos puntos del entramado institucional sabían lo que estaba sucediendo. Recuerdo anécdotas que me han narrado de momentos en los que algún tío o amigo de la familia, que por ahí de los sesenta/setenta andaban de revoltosos rojillos, desaparecía sin dejar rastro durante alguna huelga o trifulca. En una de esas mi tío Carlos Enrique se quedó atrapado en un laboratorio de la UACH. El ejército tenía rodeada la universidad y nadie podía entrar ni salir, había barricadas y toda la cosa, y mi abuela intentó romper el cerco para ir a buscarlo, la única respuesta por parte de los soldados fue cortar cartucho y apuntarle.

Mi abuelo, que en ese tiempo era del PRI (creo que lo fue hasta el día de su muerte), movió sus influencias hasta llegar con un jefazo de la policía o no sé qué, el caca-grande se puso a hacer unas llamadas tras las cuales le informó a mi antepasado que mi tío, 1. No estaba en ninguna morgue, 2. no estaba detenido, 3. que ya había ordenado que si lo encontraban lo mandaran luego luego pa su casa. Después de lo cual, le dijo a mi abuelo que se tranquilizara, que seguramente regresaría pronto, ileso. Así fue, no sé si los soldados entraron o no a Chapingo, pero después del conflicto mi tío salió del laboratorio y fue corriendo a refugiarse a la casa paterna.

Era un gobierno de mano semi-dura, tiránico, corrupto y traicionero, sí. Pero sabían a la perfección quien estaba haciendo qué cosas, qué contrabandos estaban entrando, qué opositores había, quienes estaban comprados y a quienes debían comprar, etc. O bueno, eso es lo que infiero de las diversas narraciones que me han hecho mis mayores, pero bien podría ser que todo fuera un mito urbano.

En estos tiempos, sin embargo, secuestraron nada menos que al jefe Diego, uno de los hombres más ricos del país, ex-candidato presidencial, ex-senador/diputado, militante del partido en el poder, y lo que me parece inconcebible es que no sólo no haya ninguna información, sino que además suspendan las averiguaciones "por petición de la familia".

Todo lo cual me hace sospechosear hacia dos vertientes: 1. El gobierno sabe perfectamente donde está el jefe Diego (o incluso el gobierno mismo lo retiene) pero por macabras razones aún por descubrir no lo van a soltar hasta cierto desenlace. O bien: 2. El gobierno no tiene ni puta idea de lo que está pasando en el país y todo está fuera de control. No sé cual de las dos es más espeluznante.

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