24 de abril de 2010

Anarquismo triunfante (14 de 36)

El estado de la industria del cómputo a lo largo de los años 60 y 70, cuando se establecieron las normas fundamentales de la programación sofisticada de computadoras, ocultaba la tensión implícita en esta situación. En ese periodo, el hardware era caro. Las computadoras eran colecciones cada vez más grandes y complejas de máquinas, y el negocio del diseño y la construcción de tal arreglo de máquinas para uso general era dominado, para no decir monopolizado, por una compañía. IBM regaló su software. Siendo más preciso, IBM era dueña de los programas que sus empleados escribían, y registraba bajo Copyright el código fuente de los mismos. Pero también distribuía los programas --incluyendo el código fuente-- a sus clientes sin cargos adicionales, y los animaba a hacer y compartir las mejoras o adaptaciones de los programas que distribuía. Para un fabricante de hardware dominante, esta estrategia tenía sentido: con mejores programas se vendían más computadoras, que era donde se basaba la rentabilidad del negocio.

Las computadoras, en este periodo, tenían tendencia a aglomerarse dentro de organizaciones particulares, pero no a comunicarse ampliamente unas con otras. El software necesario para operar se distribuía no por medio de una red, sino con bobinas de cinta magnética. Este sistema de distribución llevaba a centralizar el desarrollo de software, por lo que aun cuando los clientes de IBM eran libres de hacer modificaciones y mejoras a los programas, esas modificaciones eran compartidas en primera instancia con IBM, la cual consideraba entonces si y cómo incorporar dichos cambios en la versión del software desarrollada y distribuída centralmente. Por lo tanto en dos modos importantes el mejor software de computadoras del mundo era libre: no costaba nada adquirirlo y los términos con los cuales se proveía, lo que permitía y alentaba la experimentación, los cambios, y las mejoras [13]. Que el software en cuestión fuera propiedad de IBM bajo la ley de Copyright prevaleciente ciertamente establecía ciertos límites teóricos respecto de la habilidad de los usuarios para distribuir a terceros sus mejoras o adaptaciones, pero en práctica el software de mainframes era desarrollado cooperativamente por el fabricante de hardware dominante y sus usuarios técnicamente sofisticados, empleando los recursos de distribución del fabricante para propagar las mejoras resultantes gracias a la comunidad de los usuarios. El derecho de excluir a terceros, una de las más importantes "varas en el atado" de los derechos de propiedad (en una metáfora amada por la Corte Suprema de ls Estados Unidos), practicamente no tenía importancia, o era incluso indeseable, en el corazón mismo del negocio del software [14].

13. Esta descripción deja de lado algunos detalles. Para mediados de los años 70 IBM habia adquirido competencia significativa en el negocio de las supercomputadoras, al mismo tiempo que el gran juicio antimonopolista llevado en contra de dicha compañía por el gobierno de los E.U. condujo a la decisión de "separar", o cobrar por separado el software. En este sentido de menor importancia el software dejó de ser libre. Pero --sin entrar en la ahora muerta pero entonces acalorada controversia respecto de las políticas de precios del software de IBM--, la revolución de la "separación" tuvo menores efectos en las prácticas sociales de la manufactura de software de los que se hubieran podido suponer. Como uno de los colegas responsables de las mejoras técnicas de un lenguaje de programación de IBM entre 1979 y 1984, por ejemplo, fui capaz de tratar tal producto como "casi libre", es decir, de discutir con los usuarios los cambios que ellos propusieran o hicieran a los programas, y de involucrarme con ellos en el desarrollo cooperativo del producto para beneficio de todos los usuarios.

14. Esta descripción está sumamente comprimida, y le parecerá tanto demasiado simplificada como indebidamente rosada a quienes también trabajaron en la industria durante ese periodo de su desarrollo. La protección con copyright del software de computadora fue un tema controvertido en los años 70, lo que llevó a la famosa comisión CONTU (Commission on New Technological Uses of Copyrighted Works -- Comisión para los Nuevos modos de Uso Tecnológico de Trabajos con Copyright) y sus blandas recomendaciones pro-copyright de 1979. IBM parecía mucho menos cooperativa para con sus usuarios en ese entonces de lo que este esbozo describe. Pero el elemento más importante es el contraste con el mundo creado por las PCs, la internet, y el dominio de Microsoft, con el ímpetu resultante del movimiento del software libre, y estoy aquí concentrándome en las características que expresan dicho contraste.

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