26 de abril de 2010

Parecon - Parte 1 (44 de 48)

El socialismo de mercado


El socialismo de mercado es un nombre sumamente usado para un sistema que utiliza mercados, una división laboral jerárquica o corporativa, remuneración deacuerdo a la productividad, y propiedad ya sea social, pública o estatal de los medios de producción.

El socialismo de mercado, según nuestra visión, es mejor que el capitalismo al eliminar la propiedad privada de los medios productivos y de ese modo eliminar también a la clase capitalista. Pero en el socialismo de mercado vemos, en lugar de eso, que una clase coordinadora se eleva en altura y poder, utilizando su monopolio relativo del trabajo intelectual y la toma de decisiones sostenido por su propio trabajo y el trabajo de sus subordinados, para alcanzar una posición de mando. Los capitalistas han desaparecido y por lo tanto el más significativo factor conducente al diferencial de ingresos también se ha ido, pero sigue habiendo división y mando de clases. Sigue habiendo enajenación, mala distribución, y bases inmorales para la remuneración, intrínsecas a los mercados, y sigue habiendo una división laboral que relega a la mayoría de los actores a un tedio mayor que el justificado, reservando para unos relativamente pocos mayor poder y más recompensas.

Se pueden imaginar un rango de variaciones en tales economías, por supuesto. El balance de poder entre coordinadores y trabajadores puede variar. Si los trabajadores acumularan más poder, podrían poner en marcha reformas estructurales para mejorar los males del mercado, redistribuir la riqueza, etc. Si los coordinadores acumularan más poder, podrían poner en práctica lo opuesto. Las dinámicas de mercado internas del sistema promueven esto último. La lucha valerosa promueve lo anterior.

Claramente, sin embargo, aún con cualquier mejora lograda sobre el capitalismo al alcanzar el socialismo de mercado, el socialismo de mercado sigue sin ser una economía que por sus operaciones intrínsecas promueva la solidaridad, la equidad, la diversidad, y la auto-gestión participativa al mismo tiempo que cumple eficientemente funciones económicas. En lugar de eso, todos los padecimientos intrínsecos de los mercados --particularmente, las divisiones laborales jerárquicas, la remuneración de acuerdo a la productividad y al poder de negociación, la distorsión de las personalidades y los motivos, y la mala evaluación de bienes y servicios, etc.-- persisten, mientras que sólo la presencia agravante del capital privado ha sido transcendida.

¿Es este sistema económico aptamente llamado socialismo? Si lo llamamos "socialismo", entonces esa palabra no puede significar simultáneamente gobierno por los trabajadores sobre sus propias labores, porque eso está ciertamente ausente en este sistema. Si no llamamos a este sistema "socialismo", entonces vamos en contra de las etiquetas populares y del nombre elegido por sus defensores. El factor decisivo en esta tensión para mí, después de algunos años de ambivalencia, es que demasiadas personas perfectamente razonables asocian la etiqueta "socialismo" con este modelo y con el modelo centralmente planificado para que valga la pena intentar separar a la etiqueta de dichos sistemas. En cambio parece ser más instructivo y productivo:
  1. dejar claro que esos sistemas tienen división de clases y son gobernados por coordinadores,
  2. dejar claro cómo nuestro sistema preferido difiere de ellos, y
  3. dejar atrás la etiqueta socialismo como un descriptor positivo de lo que deseamos para evitar culpabilizaciones por asociación y las confusiones que tiene aparejadas.
Y ese es el por qué la economía presentada en este libro es llamada "economía participativa".

No hay comentarios.: