Pero ¿qué hay de la solidaridad, la equidad y la diversidad? No necesitamos pasar tiempo excesivo en estos valores. Con una división de clases entre los trabajadores y los coordinadores (los cuales incluyen a los planificadores centrales, los gerentes locales, y otros actores que comparten el monopolio relativo de la toma de decisiones, de las opciones y del acceso a la información), la solidaridad es claramente menor de lo que sería sin clases. Con los planificadores y gerentes en posición de recompensarse ellos mismos excesivamente, poseedores de una visión del mundo que los pone a ellos como "conceptuales" y "a cargo" y que ven a los trabajadores de la sociedad como a quienes "necesitan ser cuidados", podemos predecir con gran confianza una creciente brecha en ingresos, gratificaciones, y condiciones. Por lo mismo no hay equidad.
Con la diversidad se necesita de más sutileza, y puede incrementarse o disminuir en este modelo dependiendo de muchas variables, aunque, en la pŕactica (tal y como lo trasmiten todos los chistes sobre la "regimentación robótica comunista"), nuestras expectativas no son positivas. A todo esto, no nos sorprende que la planificación centralizada sea un sistema de distribución que obstruya los valores que favorecemos incluidas la equidad de circunstancias e ingresos, la solidaridad, la auto-gestión y la diversidad.
"Mercado" es un término que denota la distribución por medio de la compra y venta competitivas a precios determinados por las ofertas competitivas de los compradores y vendedores. Un mercado es por tanto no sólo la tienda de alimentos o el centro comercial, sino el sistema entero de distribución entrelazado de compradores y vendedores cada cual actuando para impulsar sus propios intereses vendiendo caro y comprando barato.
Equidad
Los mercados indiscutiblemente permiten frecuentemente a los compradores y vendedores interactuar convenientemente en beneficio mutuo. De hecho, tomando en cuenta sólo sus propias circunstancias inmediatas, los intercambios en el mercado casi siempre benefician tanto al comprador como al vendedor. Pero desafortunadamente, la conveniencia inmediata y los realtivos beneficios a corto plazo para el comprador y el vendedor no implican equidad o eficiencia inmediatas, mucho menos una interacción social positiva en periodos extensos. En estas dimensiones más amplias los intercambios del mercado agravan las desigualdades, generan ineficiencias enormemente subestimadas, y distorsionan desastrosamente las relaciones humanas. Para juzgar a los mercados respecto a la equidad necesitamos algún marco compartido de creencias sobre cómo los mercados afectan a los atributos de las personas y a su vez los atributos de las personas afectan las operaciones de los mercados. Proponemos el siguiente marco:
- Proposición 1: Las personas tienen diferentes habilidades para beneficiar a otros y diferentes habilidades para asegurarse una parte favorable de los beneficios generados por los intercambios. No somos todos similares en estos (o ningún otro de los) aspectos.
- Proposición 2: Muy pocas, si es que alguna, de las muchas habilidades que las personas puedan tener para beneficiar a otros o para obtener beneficios para ellos mismos confieren una pretensión legítima moralmente para beneficiarse más o ejercer más autoridad en la toma de decisiones que quienes tienen menores habilidades.
- Proposición 3: Los intercambios en el mercado permiten a aquellos con mayores habilidades beneficiarse más y ejercer un poder económico mayor de lo que pueden hacer aquellos con menores habilidades. Estas desigualdades ocurren incluso con intercambios totalmente informados y en mercados perfectamente competitivos, mucho más en mercados como los conocemos en economías reales con publicidad, poder desigual de negociación, etc.
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